
Ernesto Sábato (1911-2011), un famoso escritor argentino, encontró a Gombrowicz personalmente en los años cincuenta del siglo veinte. Después, escribió un prefacio a la segunda edición argentina de Ferdydurke. La primera edición castellana, se publicó en una editorial porteña, Argos, en 1947 y la segunda se publicó en otra editorial porteña, Sudamericana, en 1964. Fue cuando ambos, es decir Gombrowicz y Sábato, ya eran escritores reconocidos por los círculos artísticos franceses, y puntos axiales de orientación para la cultura polaca y para la argentina en esa época. Exactamente este punto fue discutido, entre otras cosas, por Sábato en su prefacio, porque estuvo de acuerdo con el propio Gombrowicz en que la dependencia cultural de estos países de Francia (o del Occidente en general) era, quizás ha sido hasta ahora, una característica mutual de estas culturas tan lejanas, las culturas de segunda clase en relación con el mundo que dictaba los estándares de la excelencia literaria y artística en general. Muy significativo es que, en la solapa de la primera edición de Ferdydurke, uno de los co-traductores del libro, el escritor cubano Virgilio Piñera, escribió que “Resulta difícil prever la suerte de este mensaje, sobre todo cuando no nos llega de París¨.
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