
Hoy en día hay muchísimas discusiones sobre el Papa argentino y sobre el tono de su pontificado. En ciertos países, en algunos círculos en Polonia y Alemania, por ejemplo, él está acusado de degradar el valor teológico del catolicismo y, en este contexto, se dice, contrasta con el Papa polaco y el alemán. Se oyen opiniones según las cuales es inaceptable, para los católicos ‘verdaderos’, liberar la ética sexual, hacer la decentralización doctrinal, aceptar la Sagrada Comunión para los divorciados, encontrarse y conversar con las mujeres obispos protestantes, dado que así representarían el cristianismo ‘verdadero’, etc. y Bergolio parece muy liberal, si no revolucionario, por no haber criticado estos fenómenos tan abiertamente como sus predecesores: Juán Pablo II y Benedicto XVI.
Según lo que dicen los católicos ‘conservadores’, existe un abismo profundo, cada vez más visible, entre lo que enseñan estos pontífices, especialmente en cuanto al papel de los dogmas eclesiásticos. Para el Papa polaco, los dogmas nos indican los valores absolutos de la religión y de su verdad sobre la condición humana. El católico normal y corriente no puede elegir verdades, valores y dogmas según su opinión individual o según lo que le gusta y lo que no le gusta. La Iglesia pierde su valor si no declara de manera categórica sus principios básicos en cada momento y en cada contexto. Los creyentes son obligados escuchar y respetar la doctrina en su vida cotidiana. Por otro lado, para el Papa argentino, los desafíos principales de la iglesia son la pobreza económica y la injusticia socio-política y esos son los primeros asuntos para la Iglesia institucional y para los creyentes. Le apoyan muchos teólogos influyentes de América del Sur, Leonardo Boff y otros representantes de la teología de la liberación, por ejemplo. Parece interesante especular y pensar en una perspectiva gombrowicziana dado su conocimiento de ambas culturas (polaca y argentina) y de su distancia a la Iglesia institucional. Aunque Gombrowicz nos da una interpretación secular de la religión, no niega el papel de la fe en el contexto de los asuntos existenciales más profundos: el sufrimiento, la muerte, y el sentido de la vida. Comprende muy bien que la religión ofrece algunas propuestas bastante importantes para sus creyentes y puede estimular a los ateos y a los agnósticos también.
Muy frecuentemente en sus obras refiere a la ‘iglesia humana’, la frase que significa el origen natural de todas las instituciones sociales. El origen natural incluye jerarquías de poder entre hombres o grupos de hombres. Independientemente de lo cual, tanto si Dios existe como si no, los valores morales y las normas institucionales son creaciones humanas creados según el poder, el vitalismo, la imaginación y el dinamismo de algunos representantes de cada cultura. Así, los miembros de la particular comunidad cultural son responsables por la condición humana de los miembros de este grupo, aunque ellos mismos dependan de la cultura de su época y de las condiciones naturales, biológicos, etc. Según su filosofía literaria, las normas, los valores y los ‘dogmas’ son creaciones humanas que son institucionalizadas para regular y fortalecer su funcionamiento en la vida social.
Mi especulación personal gombrowicziana sobre los papas es la siguiente. Lo que parece hacer y anunciar el Papa argentino está un poco más cercano a las relaciones sociales entre la gente que en el caso de los papas anteriores conservadores. La iglesia ‘conservadora’ subraya la relación entre una persona y lo divino, mientras que la iglesia ‘liberal’ subraya las relaciones entre personas y entre grupos sociales. En la iglesia ‘conservadora’, esta relación se cultiva a través de la estrategia ‘de arriba abajo’ mientras que la iglesia ‘liberal’ simpatiza con la estrategia ‘de abajo arriba’. ‘De arriba abajo’ subraya el papel de la institución oficial religiosa en la introducción y en la cultivación de los dogmas y de las verdades entre los creyentes. ‘De abajo arriba’ es un procedimiento de la cultura religiosa que se centra en la emancipación de los creyentes. Aquí tenemos un punto común con la perspectiva gombrowicziana. En sus obras literarias muestra el mecanismo social de la creación de relatos, normas y creencias (lo que llama ‘Forma’) en el nivel muy básico, en grupos locales pequeñitos, lo que, al mismo tiempo, va contra los relatos grandes, oficialmente impuestos. Así, la emancipación de miembros particulares del grupo social a través del cambio de relatos es el punto central. Concluyendo, los mecanismos de la emancipación humana es el tema gombrowicziano común con la religión institucional; por otro lado, las maneras de la salvación y los dogmas como los relatos grandes – le aleja de la religión institucional.
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