Witold Gombrowicz, el famoso escritor polaco, vivió en Argentina durante 23 años (1939-1952). Su vida nómada estuvo llena de aventuras intelectuales con los escritores argentinos y quizá por eso la presencia de sus ideas parece mayor allí en los últimos años.
En 2014 tuvo lugar el I Congreso internacional dedicado a su obra, y la ocasión formal del evento fue el 75 aniversario de su llegada en Argentina. Las ponencias fueron grabadas en Youtube y cada uno puede verlas gratis. Además, se han coleccionado gran parte de los textos en español – tanto los escritos por él como los que comentan sus ideas – y se ha colocado en la página de web que se llama Biblioteca y Audiovideobiblioteca de Witold Gombrowicz. Parece ser el fondo más rico de todos los materiales de mismo Gombrowicz y sobre Gombrowicz que existen en la lengua cervantina.
No mencionaría la Biblioteca si yo no hubiera sido un fan de la escritura vanguardista de Gombrowicz durante muchos años y, por otro lado, un aficionado a su interpretación de la cultura argentina. Por ejemplo, Gombrowicz nos dice que la cultura polaca y la cultura argentina son las culturas marginalizadas, es decir las que existen y que se maduran fuera de los centros culturales globales. Eso significa que un rasgo típico para ambas culturas es problematizar mentalmente e intelectualmente esta posición secundaria, especialmente en literatura.
Una de las estrategias para enfrentar este problema es monstrar, a través de varias formas, que nosotros tenemos los autores y las ideas que son verdaderamente globales (¡tenemos Borges!, ¡tenemos Mickiewicz!). La otra estrategia cultural es la de la victimización, es decir la repetición de la frase, en varios contextos, que ‘ellos’ (los norteamericanos, los capitalistas, los rusos, los alemanes, etc.) son los responsables de nuestra miseria. Ambas, sin embargo, articulan la mentalidad provinciana que tiene complejos y que siempre se confronta con ‘metropolís’.
Por ejemplo, en la Polonia de los años treinta, Varsovia fue descrita como ‘el París del norte’ y cuando Gombrowicz llegó a Argentina vio lo mismo en Buenos Aires: el escritor argentino para ser reconocido en su país tenía que, anteriormente, ser reconocido en Francia….
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